Bienvenidos a Chile, el país de la fantasía, donde los duendes corren por los bosques, y las hadas danzan. Un país que aún cree en el supremo Hacedor de Lluvias, y que está dispuesto a pagar 4 millones de pesos chilenos (aproximadamente 7800 dólares) para que unos chamanes intercedan ante él...
¿Qué destino tendrá este país con "servidores públicos" de este calibre? ¿Qué esperanza nos queda, si las personas que gobiernan no entienden algo tan elemental como el
ciclo del agua?