Jelou, queridos lectores. Dado que el mundo sigue más o menos igual (y sinceramente espero nunca más ver algo relacionado con los Mayas) me gustaria compartir con ustedes una reflexión navideña. No pienso hablar del verdadero origen de las fiestas y esos temas ultraconocidos, porque creo que todos han tenido la oportunidad de oir sobre aquello, sino de algo mucho más trivial.
Me encanta la Navidad. Acá en Chile no es una blanca Navidad precisamente, pero me encanta. Y a decir verdad, no estoy tan seguro del por qué. Creo que lo más probable es que esta fecha me trae muy buenos recuerdos. De partida, la llegada de la Navidad significaba que las vacaciones de verano ya habían empezado. ¡Oh, suprema libertad! Era el puntapié inicial para la piscina, los helados, y principalmente, el fin de las tareas escolares. Por otro lado, me gustan los adornos, los Viejos Pascueros (así le llamamos acá a Santa Claus) los pinos con su estrella en la punta, las golosinas, los regalos... En fin, no creo que exista un niño al que no le guste la Navidad (al menos, eso espero).
Navidad es una oportunidad de juntarse con la familia. Y es una excusa para sentirse mejores personas, ser generosos y bondadosos y todo lo que implica el "Espíritu Navideño" ¡Y los juguetes! Debo confesar que me gusta mucho mirar juguetes, y Navidad es una fecha ideal para hacerlo. Además, tiene el plus de que te encontrarás con decenas de padres ceñudos, intentando adivinar que fue lo que sus hijos les pidieron. A mi me causa mucha gracia imaginar lo que pasa por la cabeza de ese padre, que mira una caja como si fuese un jeroglífico.
A muchos no les gusta esta fecha, porque la consideran extremadamente consumista. Mi opinión es que cada quien debe celebrar la fiesta como lo desee. No es necesario que te vuelvas loco comprando cosas. Por ejemplo, en mi familia jugamos al "Amigo secreto" entre nosotros, y nos fijamos un límite para el valor del regalo. Así, cada uno recibirá algo, no te matas recorriendo las calles ni gastando mucho dinero, y tienes tiempo de divertirte. Claro, a los más pequeños siempre les llega algo más, pero es un gesto que nace sin presiones. Si no te gusta la fiebre de consumo de la Navidad, ¡No te unas a ella!
Pero vayamos a la pregunta que titula este artículo. ¿Cómo es que un ateo declarado como yo puede (se atreve) a celebrar la Navidad? Para empezar, nunca sentí la Navidad como una fiesta religiosa. Claro, si alguien me hubiese preguntado cual era el significado de la fiesta, no habría tenido problemas en responder, pero en la práctica, el nacimiento de Jesús nunca fue demasiado importante. Independientemente de eso, y esto es algo que cuesta que los creyentes comprendan, el Ateísmo no es una doctrina, ni una "especie de religión", ni una secta. Es, según mi modo de ver, más un adjetivo calificativo. No hay reglas ateas, ni dogmas ateos. Es más una forma de pensar, una filosofía de vida si se quiere. Un ateo no tiene prohibido participar en ceremonias religiosas, por ejemplo. Es libre de decidir como vivir.
En pocas palabras, un ateo puede celebrar la Navidad, si quiere. A mi me encanta y la celebraré, no en una Misa precisamente, o cantando alabanzas, pero honrando lo que yo creo es lo importante de estas fiestas. Una oportunidad de compartir la alegría de estar con los que amas.
Y los regalos, no olvidemos los regalos :D
Muy buena entrada, acabo de descubrir tu ammm, blog, y me gustó :DD
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