Cualquiera que haya curioseado en foros, blogs, o cualquier otro tipo de red social que se dedique a tocar el tema de la religión y el ateísmo habrá notado que, tarde o temprano, los argumentos empiezan a girar en torno a la "ignorancia de los creyentes", o directamente sobre la estupidez del religioso. Los aludidos, obviamente, devuelven los golpes usando el manido argumento del "Ateo inmoral". Y antes de que te des cuenta, una conversación civilizada se transforma en una trifulca de bar, pasando la (no) existencia de dios a segundo o tercer plano.
Así que detengámonos un momento en este asunto y preguntémonos ¿Qué pretendo cuando participo en un debate de este tipo? Tú, ateo, ¿Quieres ayudar a tus compañeros humanos a salir de su error, o quieres fastidiarlos? Y tú, creyente ¿Quieres salvar las almas de tus contertulios escépticos, o burlarte de ellos en su camino al infierno? Porque si tu objetivo es que el otro se cierre a toda discusión y se vaya por su lado, negándose a cualquier intento de comprensión, vas por buen camino.
Todos creemos que estamos en lo correcto en estos temas (en mayor o menor medida) y obviamente queremos sacar a otros de su error, especialmente si se trata de asuntos trascendentales como la vida, y la vida que viene después (Nota: No hay pruebas de tal cosa, a pesar de lo que dice Raymond Moody) Pero a menos que yo sea un poco corte de entendimiento, tratar de imbécil a quien pretendes ayudar no es la mejor estrategia. Igual me equivoco
¿Y sabes quienes son los más perjudicados? Los que no están ni en un bando ni en otro. Porque los que participan del debate probablemente no van a cambiar de opinión porque un anónimo les dice dos o tres cosas, pero los que están buscando respuestas tal vez sí. Una buena actitud acerca a aquellos que están confundidos y en busca de guía, probablemente inseguros y hasta sintiéndose culpables. ¿Queremos ser los ateos/creyentes recalcitrantes y sarcásticos, o los amables y cercanos?
Creo que el uso del humor y la ironía con armas válidas en un debate, así como los discursos apasionados. Pero por sobre todo, son los argumentos sólidos los que deben primar. O nos quedaremos en dos bandos de retrasados que se gritan y tiran cosas. Ateismo militante,¿por qué no?, pero constructivo.
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