Si la historia del Universo se resumiese en un año, desde la
primera fracción de tiempo desde su inicio hasta el momento en que estás
leyendo estas líneas, toda la historia de la humanidad tal como la conocemos se
concentraría en los últimos segundos del 31 de Diciembre. Antes de ese momento,
grandes cosas ocurrieron, a escalas tan impresionantes que superan nuestra
imaginación. En épocas que ningún ser humano puede recordar, el Universo se
retorció, creció, creo y destruyó cientos y miles de estrellas y mundos, en un
titánico frenesí. Somos el producto de ese Universo.
Flotamos sobre un pequeño planeta, que es una parte del
Sistema solar. A su vez, el Sistema solar es una parte muy pequeña de la Vía Láctea,
nuestra galaxia. Junto a ella, muchas otras galaxias forman el grupo local, y
este es una porción del Cúmulo de Virgo, el que junto a otros son parte de la
porción del Universo que somos capaces de observar desde aquí, el pequeño
planeta azul.
Una fracción de una fracción, flotando en medio del cosmos.
Un breve segundo de una historia inmensa y magnífica. A esta escala, nuestras
vidas son tan cortas e insignificantes que nos causa temor y excitación mirar
al cielo nocturno, y recordar que formamos parte de todo esto. Si
desaparecemos, tú o yo, o la especie entera, nada cambiará en el Universo.
Otras especies nos reemplazarían. Si el planeta desapareciese, nada ocurrirá.
Otros mundos ya han desaparecido, otros mundos vendrán. Si nuestra estrella, el
corazón y motor de todo lo que es importante para nosotros, estalla y muere, el
Universo no lo sentirá. Otras estrellas ocuparán su lugar.
Pero no es razón para caer en la desesperación. Tal vez somos
insignificantes para el Universo, mas no vivimos a una escala universal, donde
mil años no son importantes. Vivimos a un ritmo distinto, donde un minuto puede
ser clave, donde un segundo puede ser un nuevo comienzo. No caminamos por el
vasto espacio, lo hacemos sobre la superficie de nuestro pequeño planeta,
nuestro país, nuestro barrio. Amamos, odiamos y perdonamos a otros seres como
nosotros, y sus vidas, cortas y casi inexistentes a escala universal, son preciosas,
únicas, y significativas a nuestra escala. Sí, en comparación con todo lo que
existe, podemos parecer pequeños, y nuestra existencia puede parecer vana, pero
este pequeño pedazo del Universo es nuestro, y eso lo hace el más importante
para nosotros. Somos una existencia frágil y efímera, y eso nos hace
invaluables.
Por eso, no debemos temer a la inmensidad del Espacio. Tú,
lo que eres, tus huesos, tu carne, tu mente y tus sueños, son parte del todo,
una realidad hermosa y grandiosa por explorar. Tú eres el arquitecto de tu
vida, quien le da significado y valor, quien rescata, acoge y aprecia a tus
semejantes, la vida, y este pequeño mundo, en un rincón del cosmos.
Tú eres quien hace significativo un segundo en el Universo.
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