Por ejemplo, las corridas de toros son una tradición con varios siglos de antiguedad en la cultura hispánica. Durante un tiempo, fueron consideradas como una demostración de valor y habilidad, pero actualmente existe un amplio rechazo a esta práctica por la brutalidad con la que se trata al toro. Debe de ser una de las tradiciones más parecidas al coliseo romano que conozco, y aún así, existen algunos grupos que pretenden mantener viva la tradición (y muertos a los toros). La tauromaquia es un negocio, hay mucha gente que está involucrada en ella y que ha desarrollado una vida en relación a las corridas de toros, así que es natural que quieran mantenerla. Pero, ¿Es correcto que se conserve una tradición tan brutal, por esos motivos?
¡Pero que elegancia para torturar a un toro! |
¿Qué tal si hablamos del "pie de loto"? Un concepto muy elegante para decir "pies deformados" en China. Si tú quieres unos lindos pies de loto, necesitas algunos huesos del pie rotos a temprana edad, una venda ajustada, y tiempo. Por alguna retorcida razón, se consideraba que los pies muy pequeños eran atractivos y femeninos (oh, sí, sólo las mujeres pasaba por esta tortura ¿A alguien le sorprende?) y era una práctica usual entre las gentes de la "clase alta" y entre aquellos que aspiraban a ascender en la escala social. Por suerte, esta práctica fue eliminada a mediados del siglo XX por el gobierno comunista.
¿Y se supone que esto es atractivo? Uff |
¿No está convencido de que las tradiciones pueden ser perjudiciales? Pues siga leyendo.
Autoflagelación. Personas que, voluntariamente, deciden golpearse a sí mísmos hasta sangrar. ¿Por qué alguien querría hacerlo? Oh, claro, porque es una tradición. Con látigos, cuchillos, agujas, todo vale. Un ejemplo de esto es el Ashura, un periodo santo musulman durante el cual los grupos chiítas se azotan violentamente para honrar la memoria del Iman Hussein, nieto de Mahoma. No tardamos mucho en meternos en la religión ¿verdad?. Aunque no es oficialmente aceptada por otros practicantes del Islam, tampoco veo que estén muy preocupados por detenerla.
Los católicos también tienen lo suyo. Les dejo este link a un video con algunos ejemplos en España, Filipinas y México. Les advierto que puede ser un poco fuerte de ver.
¿Cómo es que aún se conservan estas prácticas? De alguna forma, cuando de tradiciones se trata, se nos hace muy fácil aceptar cualquier cosa. ¿Que tal grupo considera la ablación del clítoris como parte de su cultura ancestral?, ¡adelante! ¿Que este otro cree en lanzarse de gran altura con una liana atada al tobillo? ¡Claro, como guste, señor! No importa lo estúpido, destructivo e irracional que pueda ser, todo parece justificado con el comodín de la "tradición".
Y no es algo que sólo ocurra en otros lados, como nos gustaría pensar. Aquí en Chile también ocurre, y todos los años vemos esta deplorable práctica como si fuese lo más natural del mundo. Me refiero al pago de mandas, un voto que hace el fiel a cambio de un favor por parte de un santo. Aunque no se exige una manda en particular, existe esta extraña ida de que, mientras más sacrificada sea, mejor. Lo cual es de por sí bastante raro. ¿Acaso creen que a los santos les gusta ver sufrir a la gente? Independiente de eso, lo que más me molesta es la actitud de las autoridades religiosas, que dicen que este tipo de prácticas no son parte de la ideología cristiana, pero que la permiten como una muestra de devoción popular.
Lo diré otra vez. Los curas dicen que estas mandas no son necesarias, pero si quieres romperte las rodillas, ¡puedes hacerlo!. ¡¿Qué clase de compasión cristiana de mierda es esa?! Si estas personas están equivocadas, y no han entendido la esencia de la fe cristiana. ¿No deberían oponerse a esta autoflagelación encubierta? Parece que no les importa que sus fieles se arrastren boca a abajo mientras se arrastren en dirección a la iglesia.
Cómo pueden ver, en todas partes hay tradiciones deplorables que ya no representan a la sociedad actual. No podemos permitir que continúen simplemente por el hecho de que se han realizado por mucho tiempo, ni tratar de justificarlas porque forman parte de la historia de un pueblo. Nuestra obligación consiste en buscar un futuro mejor, no en anclarnos en la brutalidad del pasado.
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