Si los defensores del apartheid se hubiesen atrevido a reclamar- por todo lo que
conozco verdaderamente-que permitir la mezcla de razas iba en contra de su religión,
una buena parte de la oposición respetuosamente se hubiese retirado en puntillas de pie.
Y no tiene caso afirmar que esto es un injusto paralelo porque el apartheid no tiene
justificación racional. Todo el punto de la fe religiosa, su fuerza y su principal gloria,
es que no depende de la justificación racional. Se espera del resto de nosotros que
defendamos nuestros prejuicios. Pero pedirle a una persona religiosa que justifique
su fe, infringe la “libertad religiosa”.
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